Entrevista/Max Hernández. En el sétimo aniversario del Acuerdo Nacional, su secretario técnico hace un balance de lo logrado y de las tareas de que esa institución aún tiene en diferentes sectores.
Jorge Loayza
¿Los gobernantes recientes han hecho caso a las recomendaciones del Acuerdo Nacional?
Sí. El Acuerdo Nacional es una institución compuesta por instituciones: los partidos políticos, los gobiernos de turno e instituciones pertenecientes a la sociedad civil, como las iglesias, colegios profesionales, gremios empresariales y de trabajadores, etc. El gobierno es parte del Acuerdo, pero este no es parte del gobierno. En determinada medida, el gobierno puede apoyarse en las fuerzas que conforman el Acuerdo, pero las fuerzas que conforman el Acuerdo pueden pedirle cuentas al gobierno.
¿Y qué cuentas han pedido?
Estamos terminando los informes de cada uno de los objetivos del Acuerdo Nacional. Partidos políticos, sociedad civil e instancias del gobierno han intercambiado información y opiniones respecto a cómo estamos avanzando.
¿En qué se avanzó menos?
Desde el 2002, en que se planteó la consolidación de un sistema nacional de planeamiento estratégico hasta su conformación según ley, que ha tenido diversas vicisitudes y su concreción como Ceplan, hemos demorado siete años.
¿Por qué tanto?
Por una serie de razones como la lentitud de nuestra burocracia.
¿No es un ejemplo que refuerza la visión de muchos ciudadanos: que el Acuerdo Nacional no tiene una verdadera injerencia en la política nacional?
Tendrían toda la razón del mundo. No tiene injerencia en la política. Lo que tiene es injerencia en plantear la continuidad de las políticas de Estado.
Por ejemplo, ¿qué debería hacer el gobierno en la economía?
Si usted llega al poder quizá pone más énfasis en la economía que en lo social, o a la inversa. ¿Cómo podemos exigirle si decimos que hay que cumplir una economía social de mercado? ¿Cómo estar claros si la tarea es redistribuir o crecer? Eso demandaría un amplísimo debate nacional. ¿Cómo conjugamos las exigencias del crecimiento económico con la urgencia de la redistribución? Porque sin redistribución vamos a ver conflictos que alteran la paz social.
¿Cree que actualmente hay una adecuada redistribución?
No, por supuesto que no hay una adecuada redistribución.
Entonces, ¿la política económica está en el marco del Acuerdo?
En el Acuerdo Nacional tenemos políticas que hay que entenderlas en su perspectiva conjunta. Si decimos que el objetivo dos es equidad y justicia social y el tres competitividad del país, es natural que en algún momento habrá tensión entre los dos objetivos. El grave problema es cómo entendemos urgencia y necesidades de crecer y salir de la pobreza, pero también es una necesidad disminuir la feroz inequidad que vivimos.
¿Eso no dice que no se hace lo correcto en las tareas planteadas por el Acuerdo Nacional?
Hay tareas que demandarán un tiempo mayor que el que la urgencia que todos exigen.
Mientras el Acuerdo Nacional plantea metas al 2021, en las calles las demandas son inmediatas.
Totalmente de acuerdo. Pero toda política de largo aliento requiere tomar en cuenta que no habrá resultados inmediatos.
El Acuerdo estableció plazos y montos para la inversión en educación, eso no se cumple.
Es una de los pocas instancias en las que el Acuerdo precisó una cifra, un dato cuantitativo, y esa cifra fue largamente debatida y se pensó que era manejable. Es cierto que no se ha cumplido, pero también que se aumentó el presupuesto en Educación. Es cierto que hay perspectivas contradictorias entre el Ministerio de Educación, los entes privados y el sindicato.
En las consultas, el Acuerdo no ha sido tomado muy en cuenta por este gobierno.
Las consultas son algo muy importante y en este momento eso está consagrado en la ley. Lo que pasa es que no hay diálogo, ni siquiera pulseo, hay una descalificación mutua.
“Me gustaría una mayor difusión del Acuerdo Nacional”
¿Qué autocrítica se haría como secretario del Acuerdo?
Creo que hay varias cosas. No siempre ha habido plena coherencia entre las posiciones de los partidos y de sus bancadas. Ha habido cosas que no hemos podido avanzar, porque el Acuerdo refleja las debilidades que las instituciones tienen.
¿Pero qué cosas puntales?
Me gustaría que hubiera mayor difusión del Acuerdo, que la ciencia y tecnología fueran prioridad, que en salud y educación hubiese un poderoso esfuerzo, inversión en la infancia.
¿Qué les responde a quienes consideran que el Acuerdo Nacional es un elefante blanco?
Usted puede decir que todo es un elefante blanco, en el sentido de que todo cuesta más de lo que se dice que puede costar. Hay gente que dice que el Congreso es un elefante blanco. Hay quienes consideran a varias instituciones como elefantes blancos.
¿Y el Acuerdo lo es?
No digo que el Acuerdo sea una institución imprescindible, pero sí que es un aporte importante a la gobernabilidad democrática del país. Si el Acuerdo Nacional necesita cambios, con seguridad que puede necesitar una reingeniería, otro secretario técnico; también, mayor participación de la juventud.
¿Está usted contento con su desempeño?
No. Soy un perfeccionista, no estoy satisfecho con nada, pero eso es algo que ni siquiera mi analista me puede ayudar a resolver.
Fuente: Diario La República
Fecha: Domingo 26 de julio de 2009